Un jinete, que iba cubierto por una capa y una capucha blancas y portaba una lanza con un estandarte de un unicornio blanco relinchando, montado sobre su montura, un unicornio blanco, se abría paso en Fronteriza para llegar a la plaza central. La gente se apartaba a su paso en las calles no muy bien adoquinadas de la ciudad. Cuando llegó, se situó en el centro y, con una voz amplificada por un hechizo comenzó a hablar:
-He venido a Fronteriza para avisar a todos los mercenarios y soldados que aquí se hospedan o viven de que estoy reclutando gente para formar un ejército de resistencia bajo el estandarte del Jinete Blanco ya que varias ciudades ya han sido tomadas y es hora de actuar. Todos los que se quieran unir que se acerquen. Vuestros hogares están en juego.
Los Elegidos caminaban por una arboleda en dirección al Pantano del límite.
Ya lo veían aparecer en el horizonte. Los compañeros estaban preocupados por su escasez de dinero y decidieron que harían una pausa en su viaje hacia Orundlur en Ohrzul para trabajar de mercenarios durante un tiempo. Shadak-Uhr y Shulliandlir hablaban emocionados por la vuelta al reino donde Shadak-Uhr había nacido. Glomli explicaba a Romdrin e Izindriel como sus ancestros habían tallado una ciudad en una montaña. El viaje por el boscoso y montañoso reino de los Elfos estaba resultando agradable. El haber conseguido un Arma del Destino había levantado los ánimos del pintoresco grupo.
El viaje de una semana transcurrió sin problemas hasta llegar al único camino que cruzaba el Pantano del Límite. Los compañeros se apresuraron a esconder ya que vieron la bandera Hezshrak ondeando en el conjunto de casas que se encontraban en el camino.
-¿Cómo pasaremos?- preguntó Shulliandlir
-E aquí nuestro pasaporte para atravesar el Pantano y evitarnos muchas molestias. –respondió Romdrin mirando a diez Hezshrak que salían de las casas por el camino en el que ellos se hallaban escondidos. Como no se esperaban ningún ataque no llevaban defensas mágicas, por lo que un sencillo hechizo de sueño de Shadak-Uhr bastó para dejarlos fuera de combate. Se vistieron con sus trajes, adaptados por un nuevo conjuro de Shadak-Uhr a sus tallas, excepto Glomli y Romdrin, que hicieron de prisioneros, y se encaminaron hacia el conjunto de casas del camino. Eran unas destartaladas casas hechas de madera que se apiñaban de manera desordenada en el camino. El camino estaba hecho en su mayoría por puentes sólidamente construidos. El resto del camino era una simple senda de tierra. Usaron las capuchas que incluían los uniformes del traje para taparse la cabeza y se acercaron al puesto fronterizo.
-¿Por qué habéis vuelto? –preguntó un Hezshrak desconfiado en su idioma. Por suerte habían pensado en eso y la magia de Shadak-Uhr había obrado un milagro, todas las lenguas que escucharan sonaría en un idioma que ellos entenderían.
-Hemos encontrado a estos dos deambulando por el camino y hemos pensado que podrían ser peligrosos. Hemos de llevarlos al interior del Pantano para deshacernos de ellos.- respondió Shulliandlir.
Por suerte, los trajes que habían robado eran de mayor rango que los de esos soldados, por lo que no tuvieron más remedio que dejarles pasar. Se alejaron rápidamente del lugar, se cambiaron y comenzaron la travesía a través del brumoso pantano.
Todos caminaban lo más deprisa que podían, temerosos de que los persiguieran. El viaje transcurría sin problemas hasta que Glomli se hundió en el fango. Con ayuda de una cuerda estaban consiguiendo sacarlo cuando Shulliandlir dijo:
-Se acercan Hezshrak.
Maldiciendo, todos se apresuraron a sacar a Glomli. Cuando lo consiguieron fue demasiado tarde, apenas se puso en pie cuando se encontraron rodeados de Hezshrak. Se disponían a deponer las armas cuando varias flechas surgieron de la espesura matando a varios Hezshrak, aprovechando su oportunidad los Elegidos comenzaron a luchar con fiereza, acabando rápidamente con el grupo de Hezshrak. Tres figuras surgieron de la maleza. Eran un Orco, un Humano y un Elfo Oscuro. El Humano les explicó:
-Cualquiera que tenga a los Hezshrak como enemigo es nuestro amigo. Por cierto, me llamo Cairlin. Éstos con Shallan y Paaltril.
Los Elegidos también se presentaron. Izindriel dijo:
-Nos dirigimos a Ohrzul buscando un trabajo de mercenarios.
-Pues estáis de suerte, nosotros volvíamos de espiar a los Hezshrak que controlan el paso por los Pantanos cuando os vimos. Vamos a atacarles para poder continuar con las rutas comerciales. –explicó Cairlin- Además pagan bien a los que ayuden.
Los compañeros decidieron participar en el ataque, y todos se encaminaron a Ohrzul, que era donde estaba el resto de mercenarios para el ataque. En el viaje Cairlin, acordándose de lo que había oído exclamó:
-¡Vosotros sois los Elegidos, la descripción encaja!
El grupo, mirándose impresionado por que la noticia se hubiera extendido tan rápido decidieron confiar en Cairlin y le explicaron su historia.
-Nosotros, los que vamos a atacar a los Hezshrak,- informó Shallan- somos la Resistencia, un grupo de soldados dirigidos por varios nobles que nos pagan a fin de ayudarles en su causa por evitar que los Hezshrak entren en la parte sur de Cerdriander y, a poder ser, proporcionar ayuda a la parte norte.
El grupo, contento por saber que la gente comenzaba a reaccionar, pronto entabló amistad con sus salvadores. El resto del viaje a Ohrzul transcurrió sin incidentes.
Llegaron a una ciudad preparada para la guerra, millares de soldados corrían por las calles llevando armas o provisiones. Pocos habitantes se veían, ya que la mayoría o se había confinado en habitaciones secretas, o se había marchado de la ciudad. Ya que se sabía lo del camino del Pantano e intuían que pronto serían atacados. Las casas, hechas de roca con arquitectura orca, parecían sólidas para resistir un ataque. La arquitectura orca consistía en conseguir una roca del tamaño que se quisiera obtener y tallarla hasta darle la forma adecuada. Luego, mediante magia, se asentaban en el suelo.
Los elegidos se encaminaron a lo que parecía ser un palacio. Dos guardias custodiaban la entrada. Entraron en una amplia sala que no tenía columnas, ya que al ser una sola roca tallada no necesitaba soporte. Un Orco con aspecto de importante se les acercó:
-Bienvenidos a mi palacete, iré al grano, ¿queréis uniros al ataque contra el camino del Pantano?
Los amigos le explicaron quienes eran y su situación financiera.
-Los Elegidos- murmuró para sí impresionado el noble, luego en voz alta les dijo- aquí, en Ohrzul, tenemos nuestra base la Resistencia, un grupo de soldados que apoyamos a los Elegidos y… Ah, ya os lo han explicado.
Cairlin, Shallan y Paaltril presentaron su informe diciendo que habría aproximadamente un centenar de Hezshrak.
-Nosotros solo contamos un cuarenta hombres, ya que la noticia de la Resistencia aún no se ha extendido- explicó el noble- Pero tendremos que conformarnos. Debemos darnos prisa, ya que pronto los Hezshrak cruzarán el camino. Si conseguimos expulsarles del paso y hacer una fortificación allí habremos impedido que asolen el Omendal.
Tímidamente, Romdrin se acercó ha la mesa donde estaban los planos y le dijo al noble:
-Fui un comandante militar, y creo que tengo una idea de cómo realizar el ataque.
-Adelante- le animó amablemente el noble- Exponnos tu idea.
-Bien, -empezó Romdrin- es sencillo, por lo que he visto, donde se encuentran los Hezshrak son un grupo de casas apiñadas alrededor de un solo camino rodeadas de árboles. Podríais enviar a vuestros arqueros por la noche a los árboles armados con flechas ardiendo y disparar a las casas para que los Hezshrak se vean obligados a salir y no poder pertrecharse en las casas. Luego, los guerreros nos colocaríamos en el camino que va hacia Omendal obligándoles a retirarse hacia el Reino de los Elfos dado las continuas lluvias de flechas de los arqueros apostados en la arboleda.
El noble, impresionado por la inteligencia del Humano, dijo:
-Es un buen plan, será llevado acabo.
Romdrin, Glomli, Shadak-Uhr y Shulliandlir avanzaban por el camino hacia las casas donde casi habían sido atrapados por los Hezshrak, se movían en la noche, tan silenciosos como podían serlo treinta hombres. Después de una semana de viaje ya estaban llegando. Diez arqueros se habían adelantado para colocarse en sus posiciones, entre ellos Izindriel. Los pensamientos de los guerreros Elegidos volaban hasta su amiga, éstos estaban preocupados por su seguridad, pero Izindriel estaba mucho más preocupada, ya que ella prácticamente no corría peligro porque no lucharía cuerpo a cuerpo. Llegaron a su destino una hora más tarde. Silenciosamente se colocaron en sus puestos y vieron a los guardias, que deberían estar donde ellos se encontraban, atravesados por flechas. Se prepararon y lanzaron una saeta ardiendo a una casa, era la señal. De los árboles comenzaron a salir flechas ardientes que se clavaron en los tejados de las casas. Pronto comenzaron a salir Hezshrak colocándose la armadura o desenvainando espadas. Al ver el panorama, los Hezshrak intentaron agruparse, pero era muy difícil bajo una lluvia de flechas. Al final, una veintena se lanzaron hacia los guerreros mientras el resto intentaba huir por el otro lado, pocos escaparon. Los que se lanzaron a por los soldados fueron aniquilados. Romdrin fue el único Elegido que se enfrentó a uno, ya que las flechas y los soldados hicieron el resto. El combate no fue muy duro. El Hezshrak se lanzó hacia el lanzándole numerosas estocadas que Romdrin detenía con su espada con giros de muñeca. Cuando vio una oportunidad le lanzó una patada en el estómago a su enemigo, que se dobló de dolor, y entonces Romdrin le atravesó la espalda.
Los siguientes días fueron bastante felices, aunque todos tuvieron que trabajar con ahínco para fortificar el camino. Todos los soldados tenían esperanzas renovadas ya que todos los recelos a creer en los Elegidos habían desaparecido al conocerlos y ver a Amanriel. Dos días después del ataque llegaron los altos cargos con provisiones y soldados.
El noble que dirigía la resistencia les propuso:
-Hemos pensado enviaros una escolta. Y una persona se ha ofrecido, Cairlin. Os acompañará en vuestro viaje por los reinos. Es un experto cazador y un gran guerrero.
Nadie se opuso a que el hombretón los acompañara. Así, tres días más tarde, con provisiones y armamento nuevo, los Elegidos y Cairlin se echaron al camino.
Capítulo 7: El jinete blanco. Mercenarios
lunes, 31 de agosto de 2009
Publicado por L.L.V en 15:38
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3 comentarios:
Perdón por la tardanza, pero esque estos días no me apetece mucho escribir (no os preocupeis, no es crónico) así que los capítulos tardarán en aparecer. Este creo que no ha salido muy bien. Vosotros opinais :P
Hola Lois, perdón si no he comentado, lo había leído hace un par de días y hoy lo volví a leer... lo que sucedía era que estaba un poco enferma (nada grave) y no me daba ánimos comentar (sin ofender)... Sin ofender, nuevamente, no me gustó mucho esté capítulo en comparación con los otros... quizá se note que no tengas ánimos de escribir, no lo sé. Tiene algunos errores de distracción como un él sin tilde casi al final (en referencia a Romdrin), y alguna que otra repetición al principio. De eso mismo quería hablarte, no me gusta como lo comenzaste... es decir, la escena es clara y me gusta, pero no como la describiste... (no quiero ofender)... se confunde un poco si la lees... En fin, supongo que cuando te regresen las ganas volverá tu calidad de siempre o aún mejor... Saludos y que comiences bien las clases, aunque no te guste... :-) Lore_92
Mh..., tranquila no me ofendes, espero que sea eso, lo de los ánimos de escribir, pues el siguiente capítulo lo empecé con las mismas ganas, pero mis ganas han regresado :), así que espero que solo fuera eso. Por cierto, me alegra que te recuperaras aunque no fuera grave. Bueno, no se que más decir... Ahora buscaré los errores.
Saludos
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