Capítulo 9: ¡Atrapados!

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Tras varios días de cautiverio, en los que solo les fue permitido beber pequeñas raciones de agua, los esqueletos de los tronos les hablaron:
-Como bien sabéis, somos los generales malditos de la guerra del Pacto contra la Alianza, y solo tenemos una forma de salir de aquí, que los vivos nos guíen a través del bosque. Nuestra maldición nos hace volver al punto de partida. Y, si intentáis engañarnos, vuestra amiguita Elfa sufrirá mucho.
Los amigos tuvieron que desechar su plan, que consistía en perder a los esqueletos en el bosque y huir, pero si ellos volvían al punto de partida, torturarían a Izindriel.
Desalentados, los compañeros iniciaron la lúgubre marcha, era apocalíptica.
Los compañeros rodeados de esqueletos encabezados por los ocho generales, avanzaban por la ciudad en medio de una lluvia que había empezado antes de que salieran de la torre. Entraron en el bosque.
Nadie se atrevía a intentar algo dado la amenaza realizada por los esqueletos. El grupo guiaba a los espectros a través de la espesura por un camino que solo ellos veían. Podían sentir las miradas de los esqueletos del bosque. Después de varias horas salieron del bosque. Los esqueletos comenzaron a lanzar gritos de victoria.
-Ahora nos dirigiremos a Palantrio, donde el Pacto tiene sus últimas fuerzas.- dijo uno de los generales.
Entonces todos comprendieron horrorizados la locura de esas almas condenadas. Pensaban que la guerra no había acabado. Y las fuerzas de los vivos estaban concentradas en los Hezshrak. Aunque consiguieran vencer a las hordas de espectros los Hezshrak los destrozarían.
-Vosotros vendréis con nosotros- les dijo un espectro- ya que no tenemos mapas y parecéis conocer el territorio. Recordad lo que haremos con vuestra amiga si no nos hacéis caso.
Iniciaron la marcha hacia Palantrio, todos advirtieron una mirada de furia en la cara de Shadak-Uhr. Pasaron varios días caminando por las pantanosas tierras de Omendal y llegaron a una llanura que se extendía frente Palantrio.
Avanzaban sigilosamente, y gracias a un hechizo de invisibilidad hecho por uno de los magos esqueleto, los vigías no podían verlos. Ellos eran una avanzadilla, ya que no tenían el suficiente potencial mágico para cubrir todo el ejército. El resto aguardaba en los lindes de la llanura.
Con cada paso que daban la mueca de rabia de Shadak-Uhr se iba acrecentando. Cuando ya estaban a un kilómetro de las murallas, el mago Orco estalló.
Murmurando un hechizo las cuerdas que le ataban se esfumaron.
Con un grito de furia lanzó una bola de fuego contra uno de los magos enemigos calcinándolo y destruyendo el hechizo de invisibilidad. Antes de que los guerreros espectro pudieran reaccionar, lanzó un rayo de energía contra uno de los generales desintegrándolo. Una parte de los guerreros esqueleto desapareció. Los demás se miraron asustados.
-¡Si destruís a un general, las almas de los soldados bajo su mando quedan liberadas!- gritó Shadak-Uhr, y luego, dirigiéndose a las hordas enemigas añadió- ¡Nadie toca mi ciudad natal!

Gritando otro hechizo, las cuerdas que ataban a sus amigos también desaparecieron. Con un rápido conjuro, las armas de sus amigos aparecieron en la manos de sus respectivos dueños. Gracias a la ira, su resistencia mágica- cada mago tiene una resistencia mágica, que es parecida a la física, así que, cuando usan un hechizo, ésta disminuye, es como echar a correr. Usan unas pócimas para restaurarla- había sido sorprendente, pero ahora se la había agotado y se dispuso a beber una poción para restaurarla. Pero un esquelto, reaccionando se dispuso a matarle, y él estaba desarmado. Cerró los ojos al comprender que era demasiado tarde. Pero en ese momento un hacha enana paró la estocada mortal. Con un giro de muñeca, Glomli partió en dos al esqueleto.
-Supongo que esto salda la deuda pendiente por salvarme de Neriador- dijo el Enano.
Mientras, sus amigos se colocaron formando un círculo, armas en ristre, dejándole un hueco para ellos, que se apresuraron a ocupar.
Romdrin y Cairlin, armados con escudo y espada. Shulliandlir, con dos espadas. Izindriel, con Amanriel cargado. Glomli, hacha en mano. Shadak-Uhr, con una daga en una mano y un libro de hechizos en otra. Juntos, formaban la esperanza de las Tierras de Cerdriander. Se aprestaron para la inminente batalla de la que probablemente no saldrían vivos ya que el resto del ejército de esqueletos se dirigía hacia ellos. Comenzaron a defenderse como nunca nadie lo había hecho. Los esqueletos caían bajo la mortífera defensa de los compañeros. Cuando el resto de la horda estaba apunto de llegar, aparecieron los Orcos. Eran unos veinte.
Rugiendo, éstos se lanzaron a por los esqueletos.
Entre gritos, los Elegidos consiguieron explicarles que habían de matar a los generales.
Tras una fácil batalla, ya que los generales permanecían juntos y una vez que llegaron hasta ellos los destrozaron, el ejército se esfumó, libre de la maldición.

-Gracias por la ayuda, sin vosotros no lo habríamos conseguido.
Shadak-Uhr hablaba con el jefe de los soldados Orcos que les habían salvado la vida.
-No ha sido nada, por los Elegidos nos lanzaríamos contra las fuerzas Hezshrak sin dudarlo. Pero, ¿qué eran esos… espectros?
Todos procedieron a explicarle su aventura en Orundlur y la liberación de la ciudad.
-Informaré a mis superiores y mandaremos una patrulla allí para comprobar si la ciudad es habitable. Necesitamos espacio para los refugiados y esa ciudad tiene una buena disposición para defenderla.
-¿Y cómo van las guerras en el norte?- preguntó Romdrin.
-Los Elfos se han llevado la peor parte, su reino ha sido tomado. Las últimas fuerzas se han refugiado en el bosque de Al. De momento están resistiendo, pero no tardarán en caer. Los humanos resisten en Elindal y Ramalen con ayuda de los Enanos, que están tapiando la única entrada a su reino por el sur, Ergoth. Lo dejará abierto como vía de escape para los Humanos. Si Bendil cae, cerrarán la entrada. Nosotros estamos resistiendo en el camino que cruza los Páramos del Límite, pero no aguantaremos eternamente. Por eso estamos construyendo una fortaleza al final del paso. Ah, y un extraño ha estado reuniendo un ejército que se está convirtiendo en una gran potencia. Se hace llamar el Jinete Blanco. Han destruido ya varios campamentos Hezshrak.
En Palantrio, que era la ciudad natal de Shadak-Uhr, hicieron una parada en la que decidieron qué hacer.
-Estábamos muy cerca de Paantrio… -dijo Romdrin.
-Pero ahora, estamos en la frontera con Llimin, podríamos ir a Shan para buscar el Arma del Destino de Shulliandlir- propuso Izindriel.
Nadie se opuso a ello, ya que la ciudad de Orundlur aún les producía escalofríos.

Iniciaron la marcha tras una semana de merecido descanso en el que Shadak-Uhr aprovechó para visitar a su familia y amigos. Tras comprar provisiones se pusieron en marcha por una tierra que, a pesar de ser pantanosa y con aspecto lúgubre, les llenó de esperanza ya que sabían que sus habitantes habían reaccionado ante la amenaza Hezshrak. Cuando iban a cruzar la frontera se encontraron con un grupo de refugiados escoltados por humanos. Cairlin los reconoció y fue a saludarles:
-¡Yebrod y Turmiel! ¿Qué tal os ha ido?
-Bien, después del ataque nos encomendaron la misión de escoltar a los refugiados para que lleguen sanos y salvos a Llimin.- respondió el que se llamaba Turmiel.
-Veo que os dirigís también a Llimin. Nosotros vamos a Shimmiel en concreto. ¿Queréis acompañarnos?
-No gracias. Estamos cansados y teníamos pensado pasar una última noche en los territorios de Omendal.
-Bien, nos encantaría pasar la noche aquí. Pero tenemos prisa, ya que aún quedan muchos exiliados que escoltar.-explicó Turmiel
-Comprendo-respondió Cairlin- Me hubiera encantado estar de nuevo junto a vosotros, pero tengo otra misión.
-En ese caso-dijo Yebrod- Espero que nuestros caminos vuelvan a cruzarse.
-Lo mismo digo.

Los Elegidos montaron un campamento al amparo de una arboleda. Romdrin y Glomli cazaron un ciervo. Al caer la noche encendieron una hoguera y cocinaron el ciervo. Estuvieron ultimando sus planes al calor de la hoguera hasta altas horas de la noche. Decidieron que tras encontrar el Arma del Destino de Shulliandlir volverían a Orundlur. Al final solo quedaron Romdrin y Cairlin alrededor de la hoguera. Cada uno estaba ensimismado en sus cavilaciones y no hablaban hasta que Cairlin rompió el silencio:
-Estoy preocupado por Yebrod y Turmiel. Me da mala espina Llimin, no se por qué.
-Yo también presiento que algo va a ocurrir. Y no es nada bueno.
-Bueno, son expertos luchadores, supongo que sabrán cuidarse.
-Eso espero… Porque no debes olvidar que protegen a un grupo indefenso de personas.
-Lo sé. Espero volver a verlos pronto.
Continuaron la conversación un rato más antes de retirarse a sus respectivas tiendas. Allí estaban, dos figuras en la inmensidad de la noche, iluminados por una crepitante hoguera rodeados de árboles.
“Parecemos un grupo de cazadores”, pensaba Romdrin.”Ojalá lo fuéramos, todo sería más fácil.
Cairlin pensaba preocupado en sus amigos, y sentía una creciente opresión en el pecho. Algo iba a ocurrir.
Lo que no podía saber era que se iba a encontrar con sus amigos.
Muy pronto.

4 comentarios:

L.L.V dijo...

En mi opinión, este capítulo no me ha salido muy bien porque todo va muy rápido. Espero tú opinión Lorena :P
Saludos

L.L.V dijo...

Por cierto, acabo de leer el comentario de las clases. Quiero decirte que de momento bien. Me han cambiado de clase pero en esa clase están muchos amigos que conozco desde los 5 años, así que bien :P.
Saludos y perdón por la tardanza de este capítulo. Los últimos días de vacaciones no me apetecía mucho escribir. ^^

Anónimo dijo...

Hola Lois, perdón por demorar tanto, he tenido un gran problema con la compu y por ahora la tengo rota. En fin, leí el capítulo y me pareció que a pesar de que tiene errores y va rápido no es tan chocante como los anteriores en los cuales verdaderamente iba demasiado rápido... Es decir, está bien, no me pareció tan apresurado como otros. Lo que si debo decirte es que en un punto pusiste Paantrio en lugar de Palantrio, al principio creí que ese era el nombre, pero como luego lo escribiste con l supuse que te habías olvidado de ponerla la primera vez... Bien, no sé que más decir, lo cierto es que ando corta de tiempo pero nos volveremos a hablar... espero que las clases sigan bien, mucha suerte... Lore

L.L.V dijo...

Bueno. Las clases de momento bien. Espero que se te arregle pronto el ordenador. Bueno, no sé que decir... El quinto capítulo tiene ya está semi-hecho. En fin.
Saludos

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