Capítulo 11: El Doble Asedio

sábado, 21 de noviembre de 2009

El Jinete Blanco paseaba por delante de las filas de soldados gritando:
-¡Algún día, el enemigo nos abatirá, algún día nos rendiremos, algún día perderemos nuestras posesiones, pero hoy no es ese día, hoy lucharemos!
Todos gritaron enardecidos ante las palabras de su cabecilla.
-Soldados… ¡¡Por Cerdriander!!
Todos se lanzaron colina abajo gritando esa frase cubierto por las certeras flechas de los arqueros que luchaban bajo el estandarte del Jinete Blanco.
Los Hezshrak se habían confiado y habían lanzado las fuerzas que protegían la conquistada Elvéniador contra el bosque de Al y El Jinete Blanco había tomado la desprotegida ciudad y ahora atacaba a los Hezshrak por la retaguardia, acorralándolos.
Tal como esperaba, flechas provenientes del bosque se clavaron entre las filas de los Hezshrak. Sus soldados se dividieron en dos grandes escuadrones que formaron semicírculos y sitiaron a los Hezshrak, que estaban sufriendo desastrosas bajas debido a la puntería de los Elfos.
Un tercer escuadrón, en el que se encontraba El Jinete Blanco se dirigió hacia los enemigos formando un rectángulo y chocaron con las fuerzas contrarias. Los Hezshrak, acosados desde todos los flancos, rompieron filas y con ello perdieron la batalla.
En un determinado momento El Jinete Blanco peleaba contra un Hezshrak que enarbolaba una maza de pinchos unida con una cadena a un palo que servía de mango. Éste lanzó un ataque que alcanzó la cabeza del Jinete Blanco arrancándole el yelmo. El cabecilla acabó rápidamente con el Hezshrak.
-Esto va por Izindriel.-murmuró.
Los Elfos resultaron vencedores y pudieron fortificarse. Todos se fijaron en que su líder era un Elfo.

Antes de marcharse se Shimmiel pidieron un estandarte del rey de los Elfos Oscuros para el asedio. También les proporcionaron armaduras con el escudo de la realeza. Pasaron el resto de la mañana renovando armas y pertrechos. Shadak-Uhr aprovechó para comprar ingredientes para pociones.
Salieron de Shimmiel después de una deliciosa comida en una taberna.
Por el camino se encontraron una pequeña tropa de cien soldados que se dirigía a Shemil y se unieron a ellos. Entre los soldados había varios Humanos, pero en su mayoría eran Elfos Oscuros. Pasaron dos días de viaje en los que convivieron con el grupo. Fueron agradablemente acogidos.
Tras varios días de viaje enviaron a un explorador a caballo para asegurarse de que no había ningún imprevisto. Comenzaron a preocuparse al comprobar que tardaba más de los previsto, y éste, al volver, no anunció nada bueno:
-Los de Neldul han rodeado completamente la ciudad, el sitio ha comenzado.
Todos se miraron sin saber que hacer. No encontraban forma de acceder a la ciudad.
-Si perdemos esta batalla Neldul gobernará Llimin- dijo un soldado apesumbrado.
Romdrin decidió que era hora de intervernir:
-Puedo trazar un plan para acceder a la ciudad y romper el cerco, pero necesito vuestra total disposición.
Los soldados, que habían perdido toda esperanza, aceptaron a Romdrin como cabecilla.
-Bien, he oído que Shemil se encuentra en un claro gigante de un espeso bosque. ¿Es eso verdad?- preguntó Romdrin.
-Sí- le respondieron- y gracias a una antigua magia y a la espesura del bosque han creado una barrera que impide la entrada al bosque para protegerlo.
-Entonces era cierto…- murmuró Romdrin para sí, cavilando.- Bien, necesito madera para hacer una empalizada. ¡Ya!
Todos se desperdigaron por el bosque, recogieron y le dieron forma a la madera durante dos horas hasta tener cientos de palos en forma de estacas para formar una empalizada.
-Bien, ahora distribuidlas entre los caballos.
En diez minutos la orden quedó cumplida.
-Ahora os explicaré mi plan. Si queremos que Shemil reciba refuerzos y provisiones debemos romper el cerco que la rodea.
Entonces atacaremos por la noche incendiando su campamento y colocando las estacas que hemos fabricado a cada los lados de la muralla creando una improvisada muralla. Entonces confiaremos nuestras vidas a los guardianes de la ciudad, si nos ayudan a eliminar a los enemigos que hemos dejado encerrados, sobreviviremos, sino, nuestro intento ha sido en vano. No podemos hacer otra cosa. ¿Estáis conmigo?
Todos se dieron cuenta de que Romdrin tenía razón. ¿Qué otra cosa podían hacer, abandonar Llimin, morir en Shimmiel? No era unos cobardes. Lucharían.
Todos levantaron sus armas y gritaron en señal de afirmación.
Tras recoger el campamento se encaminaron a la batalla.

Estaban de pie en el linde del bosque. La noche había caído en Cerdriander.
El grupo se había dividido en dos, cada grupo tenía cinco jinetes que portaban la muralla.
-Soldados- dijo Romdrin.- Pueden aplastarnos, pueden torturarnos, pueden destrozarnos. ¡Pero nunca vencernos! ¡¡Por Llimin!!
Todas las dudas que guardaban sobre el ataque quedaron disipadas por el breve discurso de Romdrin.
El campamento se alzaba ante ellos surcado de hogueras en las que los Elfos Oscuros calentaban sus entumecidas manos. Todo parecía haberse quedado en silencio, hasta los sonidos del bosque se acallaron, a la espera de lo que se avecinaba.
Con un rugido los soldados los soldados se lanzaron a cumplir su misión. Los arqueros encendieron con fuego las flechas que seguidamente fueron lanzadas contra las tiendas enemigas. Éstos, que pensaban que si recibían algún ataque sería desde la ciudad, tardaron en darse cuenta de lo que ocurría. Todos se preocuparon en librarse de las llamas y el acero que caía sobre ellos y por eso no se fijaron en que por cada lado del campamento cinco jinetes escoltados por varios soldados se deslizaban a toda velocidad hacia el centro del claro y comenzaban a clavar estacas formando una muralla. Entonces ocurrió lo que todo el grupo de Romdrin estaba esperando. Los defensores de la ciudad comenzaron a disparar flechas incendiaras contra la parte delantera del cerco distrayendo así a los atacantes de ese sector, que se concentraron en apagar las llamas en vez de ayudar a sus compañeros.
Los Elegidos habían decidido permanecer juntos. Iban en el grupo de la derecha. Romdrin se dio cuenta de que los guardianes no podían salir a ayudarles ya que si abrían las puertas serían invadidos.
-Elegidos, llegó nuestra hora- informó Romdrin.
Todos sus amigos supieron a que se refería e invocaron su nuevo poder.
Separándose del resto del grupo, los Elegidos comenzaron a correr con las manos cada uno del color de su poder hacia los hombres de Neldul que obstruían la puerta gritando:
-¡Por Cerdriander!
Entonces desataron su poder.
Dos llamaradas salieron hacia delante abrasando a los Elfos Oscuros que se encontraban ante ellos.
Una pared de roca se formó a cada lado de ellos obstruyendo el paso de los enemigos mientras que un torrente de agua salía de las manos de Izindriel y, empujado por el viento de Shulliandlir, causaba estragos en las filas enemigas. Valiéndose de sus armas y sus recién adquiridos poderes, los Elegidos protagonizaron una lucha que inclinó el peso de la guerra a su favor ya que los guardianes de la ciudad comenzaron a salir por las puertas lanzándose al ataque.
En poco tiempo los supervivientes del ejército de Neldul tiraban las armas y eran apresados por los shemilianos.
Así Shemil rompió su cerco.

La ciudad de Shemil era una ciudad bien fortificada y regularmente distribuida. Contaba con cuatro puertas de las que salían cuatro caminos que dividían la ciudad en cuatro sectores, también había serpenteantes callejuelas que se perdían entre las casas. En el centro había una plaza en la que se encontraba una fuente en el medio.
Dos días más tarde se armó un gran revuelo en las lindes del campamento enemigo.
El sonido del acero al entrechocar y los gritos de los heridos llegaron a oídos de los defensores. Todos estaban desconcertados, hasta que un vigía gritó:
-¡Hezshrak!
-No podemos dejarles ahí- dijo inmediatamente Izindriel.
Alzim, que así se llamaba el Elfo Oscuro que estaba al mando de la ciudad estuvo de acuerdo con ella.
Las puertas de la ciudad se abrieron y los Elfos Oscuros de Neldul comenzaron a entrar en tromba en la ciudad para resguardarse de los mortíferos Hezshrak.
Muchos no lo consiguieron, y se desató una encarnizada lucha en la puerta para impedir el paso de los Hezshrak, al final consiguieron rechazarles y cerrar las puertas, iniciando así un nuevo asedio a Shemil.

Pasados varios días en los que los Elfos Oscuros y los Hezshrak recibieron incesantes lluvias de saetas que provocaron numerosas bajas en las filas de ambos bandos, un emisario fue enviado a Shimmiel para informar al rey de la situación.
Una semana más tarde el emisario volvió con nuevas noticias:
-El rey ha desplegado una poderosa fuerza armada que pretende capturar Shulen, que parece haber sido tomada por los Hezshrak. Neldul resiste en Shan y ha sentenciado la paz con el rey. Parece que los Hezshrak le han hecho recapitular.
-Entonces debemos aguantar aquí y creer en la victoria de las tropas de nuestro rey.-afirmó Alzim.

Esa misma tarde los Elegidos estaban reunidos con Alzim trazando una estrategia por si eran invadidos.
-Podríamos atrincherar los barrios posteriores de la ciudad y hacernos fuertes allí en el caso de que los Hezshrak consiguieran penetrar en la ciudad…- explicaba Romdrin cuando fue interrumpido por un vigía que parecía muy nervioso
-Señor, los Hezshrak se han decidido atacar y se dirigen hacia las muralla con arietes, catapultas y torres.
-Maldita sea, bien que los arqueros suban a las murallas y se formen pelotones de soldados en las puertas- ordenó Alzim tomando las riendas de la situación-, Romdrin, necesitamos llevar acabo tu plan, nos hará falta, haz uso de todos los Elfos Oscuros que necesites.
Mientras se alejaba corriendo aún le escuchaban impartir órdenes a diestro y siniestro: “¡Preparad aceite!, ¡Que los magos se preparen!”
Los Elegidos se pusieron rápidamente en marcha y en cinco minutos tenían a veinte hombres atrincherando los del sector oeste.
Cuando esto estuvo terminado los Elegidos se reunieron con Alzim en las murallas, donde los arqueros comenzaban a disparar intentando detener el lento pero inexorable avance de los arietes.
-Va a ser una dura batalla- opinó Alzim sin despegar la vista de los Hezshrak.
-Sí, pero sabes que entrarán- le dijo Romdrin.- Y si queremos que mi plan tenga efecto tendremos que inutilizar sus máquinas de asedio.
Ahora Alzim le miraba.
-¿Cómo vamos a inutilizar sus catapultas si no disponemos de medios ni para impedir su paso?
-Primero, concentrándonos en destruir sus arietes- respondió Glomli- Soy experto en máquinas de asedio, si me permitís dirigir una creo que podré inutilizar las suyas.
-¡Pero solo tenemos dos, las necesitamos para impedir su paso!
-No hay otra opción- informó Cairlin.
Alzim giró la vista de nuevo hacia las filas enemigas.
-Esta batalla está perdida. Haced lo que queráis.

La catapulta se encontraba en una de las dos torres que sostenían la puerta, la otra se encontraba en el otro torreón. A su derecha se extendía la muralla protegiendo la ciudad con su abrazo protector.
Cairlin y Romdrin orientaban la catapulta hacia el lugar que les indicaba Glomli mientras que Izindriel y Shulliandlir comprobaban la catapulta. Shadak-Uhr empleaba su magia para transportar los pesados proyectiles de roca de la catapulta.
Cuando todo estuvo listo las primeras lluvias de flechas por parte de ambos bandos ya habían empezado.
El proyectil fue lanzado diestramente gracias a las expertas indicaciones de Glomli destruyendo una de las cinco catapultas enemigas.
La siguiente también fue destruida rápidamente antes de que los Hezshrak reaccionaran.
Pero los enemigos se dieron cuenta de la estrategia del otro bando y las tres catapultas restantes comenzaron a bombardearles. Dos de los proyectiles acabaron lejos, pero uno cayó cerca su posición arrancando las almenas de la muralla.
Otra catapulta Hezshrak fue aplastada por los proyectiles de los Elegidos.
El problema surgió cuando una piedra proveniente de las máquinas enemigas dio de lleno en su objetivo reduciendo a escombros la catapulta.
Todos salieron despedidos, pero ninguno se hirió gravemente.
Cuando todos se pusieron en pie y comprobaron los restos de su catapulta se desmoralizaron, pero Shulliandlir tuvo una idea:
-¿Por qué no unimos nuestros poderes para intentar destruir sus catapultas?
-Es verdad- dijo Glomli- Yo podría crear una piedra, Romdrin y Cairlin envolverla en llamas y Shulliandlir, Izindriel y Shadak-Uhr impulsarla con sus poderes.
La cuarta catapulta cayó bajo una llameante roca.
Mientras tanto los Hezshrak habían llegado a las puertas e intentaban derribarlas con pesados arietes mientras que los Elfos Oscuros disparaban flechas sobre ellos.
Con un gran esfuerzo, ya que el anterior hechizo les había dejado exhaustos, los Elegidos consiguieron derribar la última catapulta.

En la siguiente hora se desarrolló una cruenta batalla en la que los Hezshrak consiguieron penetrar en la ciudad, no sin sufrir cuantiosas bajas y los Elfos Oscuros se replegaron a los sectores recién amurallados de la ciudad.
Ambos ejércitos habían quedado con igualdad de fuerzas.
Alzim fue informado de que en tres días llegaría una tropa de cien soldados proveniente de Shimmiel.

Los tres días que siguieron se organizaron varias escaramuzas en las que los dos bandos ganaron y perdieron. Cuando la tropa llegó los soldados del rey lanzaron un ataque definitivo expulsando a los Hezshrak de la ciudad.
Los Elegidos subieron a la muralla para pensar.
El paisaje era desolador, el gran claro del bosque se hallaba sembrado de cuerpos de Elfos Oscuros y Hezshrak, había varias piras funerarias ardiendo y estandartes rotos ondeaban al viento.
El escenario de una batalla que sería recordada mucho tiempo.
-Debemos irnos y continuar nuestro viaje, ya estamos cerca de Shan.- dijo Izindriel.
-Podemos proponerle a Alzim que lance un ataque contra Shan, dado que es el último refugio de los Hezshrak dado que Shulen ya ha sido tomada por los Elfos Oscuros.-propuso Cairlin.
-Pero los soldados están exhaustos- protestó Romdrin.
-Cairlin tiene razón, Romdrin- afirmó Glomli- los Hezshrak no se esperan un ataque ahora y además han perdido la mayor parte del ejército que ha atacado Llimin.
Más tarde se organizó una reunión con Alzim y al día siguiente todo el ejército partió hacia Shan.
Enviaron un mensajero al ejército del rey y a los tres días volvió diciendo que en una semana llegaría para atacar Shan.
La gran ciudad de Shan se encontraba a sus pies. Ésta ciudad con forma de semicírculo consistía en una gran torre desde la cual se distribuía la ciudad. Las extensas calzadas de piedra se extendía como ramas que surgen de un tronco, la torre.
La Torre era donde el rey tenía su residencia, pero dada la rebelión había tenido que abandonarla y dirigirse a Shimmiel.
Los edificios eran todos altos e imponentes, y tenían la mezcla perfecta de madera y piedra. La ciudad contaba con un innovador sistema de defensa:
No había solo una muralla, la ciudad estaba dividida en sectores separados por tres murallas.
Un acantilado hacía que la parte trasera de la ciudad fuera inaccesible, y para los atrevidos que intentaran escalar el acantilado el mar le esperaba con sus dientes afilados, las rocas.
-Esta ciudad parece impenetrable- comentó Romdrin.
Los Elegidos y el ejército de Elfos Oscuros se hallaban ocultos en las lindes de un bosque y observaban la ciudad sobrecogidos por su esplendor.
-Somos Elfos Oscuros- le respondió Alzim- no solemos entrar por la fuerza, sino por la astucia. Los Hezshrak no conocen nuestras tretas.
Por ejemplo, que las puertas de las murallas interiores no pueden ser cerradas a menos que el rey o una persona de la realeza se encuentre en la ciudad. La exterior sí se puede por si alguna vez ninguna persona de la realeza se encuentra en la ciudad.
De repente una gran explosión surgió de una de las ventanas de la Torre.
-Shillun…- murmuró Shadak-Uhr
Todos supieron a qué se refería.
-Amigo Alzim, no podemos esperar a los ejércitos del rey- explicó Izindriel.- Los Hezshrak han encontrado el lugar donde se esconde Shillun. Esa explosión era una trampa, pero no se rendirán.
-Bueno, tendremos que pensar que hacer- dijo Alzim- Reuniré a mis generales y haremos una estrategia.
Cuando se disponía a marcharse Shulliandlir dijo:
-No hará falta, sé como entrar.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno, pasé... había escrito un comentario larguísimo pero no me lo dejó publicar y luego me lo borró... Lamento demorar tanto. Te recomiendo que lo vuelvas a leer porque hay un par de repeticiones obvias y otras no tanto pero que creo que notarás por tí mismo. Has evolucionado en tu forma de contar, eso me gusta, pero ten cuidado no te apures en algunas partes porque haces que la historia pierda balance. Me gustó de todas formas, lamento no poder dejar el análisis, la culpa es del blogger =P... Saludos, la próxima vez te lo vuelvo a enviar por mail... es más saludable para mi mente =) Espero que te esté yendo bien en el instituto... Lorena

L.L.V dijo...

Lamento lo del análisis, ya que me habría gustado leerlo y además molesta que tu trabajo desaparezca por un fallo que no es tuyo... Bueno, ahora volveré a leer el capítulo, después de acabar de escribir el 14, que espero terminar hoy.
Saludos ^^

¿Cuál es tu personaje favorito?